La Rebelión de Pablo Presbere en 1709
Talamanca nunca pudo ser conquistada, sus pobladores indígenas siempre se resistieron al yugo español, por eso no es casual que actualmente sea el lugar donde sobrevive la principal población indígena del país.
Talamanca nunca pudo ser conquistada, sus pobladores indígenas siempre se resistieron al yugo español, por eso no es casual que actualmente sea el lugar donde sobrevive la principal población indígena del país.
En esa historia de resistencia una de las luchas más famosas fue la rebelión de Pablo Presbere en 1709. Esta fue motivada por la expansión misional de las últimas décadas del siglo XVII en la región cuando alrededor de 1694 ingresó el franciscano Fray Pablo de Rebullida.
Algunos indígenas momentáneamente se pusieron bajo el control de los misioneros en parte porque buscaban su protección contra los piratas ingleses y los zambos misquitos, además en muchas ocasiones los misioneros para bautizar a los indígenas debieron entregarles hachas y machetes. Ante los escasos logros evangelizadores, se pasó a la cristianización apoyada por soldados, uno de los principales motivos del levantamiento de 1709. Como muchos indígenas seguían negándose a abandonar la montaña, Rebullida y su nuevo compañero fray Antonio Andrade decidieron trasladar masivamente las poblaciones del lado Caribe a Boruca en el Pacífico, para lo cual contaban con ayuda militar del gobernador del momento.
Ante este panorama, el 28 de septiembre de 1709 estalló una rebelión en la que participaron unos 10.000 indígenas. La cabeza de la rebelión fue Pablo Presbere, cacique de la parcialidad de Suinsí, cuyo liderazgo posiblemente estaba más ligado con su poder religioso más que con el ser guerrero. El otro líder importante fue el cacique cabécar Comesala.
En la rebelión fueron asesinados Fray Pablo de Rebullida, 10 soldados y una mujer. Las reducciones misionales de Cabécar, Urinama y Chirripó fueron destruidas, se quemaron 13 capillas, también fueron destruidas las casas del convento y los cabildos de los pueblos en reducción. Los indígenas rebeldes al parecer llegaron hasta Tuis, a 50 km de Cartago.
La represión española a la rebelión de Presbere fue muy severa, el gobernador de la Granda y Balbín, quien en ese año ya había torturado a varios indígenas de Pacaca, organizó una tropa bien armada de 200 soldados. El objetivo no sólo era reprimir a la población indígena sublevada, sino mitigar la escasez de mano de obra en Cartago.
Capturaron 700 indios, incluyendo a Presbere, de esos, solo 500 indígenas llegaron a Cartago, quienes fueron repartidos entre los oficiales, soldados de la expedición y miembros de la élite cartaginesa. Nueve años después solo sobrevivían 200. El precio por resistir al sometimiento a los españoles lo tuvo que pagar el líder de la rebelión de la siguiente manera:
“…fallo que debo de condenar y condeno al dicho Pablo Presbere, por lo que contra él está probado sin embargo de la negativa que tiene hecha en su confesión, que sea sacado del cuarto donde le tengo preso y puesto sobre una bestia de enjalma y llevado por las calles públicas de esta ciudad con voz de pregonero que diga y declare su delito, y estramuros de ella, arrimado á un palo, vendados los ojos, ad módum beli sea arcabuzeado, atento á no haber en ella verdugo que sepa dar garrote; y luego que sea muerto le sea cortada la cabeza y puesta en el alto que todos la vean en el dicho palo;…”
Causa criminal contra Pablo Presbere, 1710.
Gabriela Villalobos
Historiadora, Dpto. Antropología e Historia.
Museo Nacional de Costa Rica